El histórico Independiente campeón metropolitano ’83

El histórico Independiente se consagró campeón metropolitano en una fecha memorable para los hinchas del equipo el 22 de diciembre de 1983. A pesar de la gran dignidad con la que Racing jugó, la mayor jerarquía de los dirigidos por Pizzutti marcó la diferencia para dar la vuelta olímpica, algo que no había sucedido desde el Nacional ’78.

Después de la primera fecha con Rosario Central (1-1), Nito Veiga tuvo que dejar el cargo y la Subcomisión de Fútbol dirigió la segunda jornada frente a Platense, obteniendo otro empate 1-1. La necesidad de levantar el ánimo y ganar llevó al equipo a contratar a José Omar Pastoriza como técnico.

El primer triunfo llegó tres días después, cuando Independiente superó a Ferro en Caballito con un gol de Burruchaga. A partir de ahí, el equipo empezó a crecer y dio muestras de que iba a pelear otra vez con la gran victoria 3-2 como visitante frente a San Lorenzo en Vélez.

Pastoriza dio cancha a los jóvenes de Inferiores, y junto con los más consagrados como Bochini, Trossero y Villaverde, quienes eran los únicos que quedaron del bicampeón Nacional ’77 y ’78, Burruchaga, Clausen, Giusti y Marangoni completaron la lista de jugadores de experiencia. Los chicos de la cantera, como Enrique, Percudani, Merlini, Reinoso y Monzón, se acoplaron bien.

El derby de Avellaneda se jugó en la última fecha del fixture, y el Rojo llegó diezmado después del empate 1-1 en Córdoba frente a Talleres. Goyén se desgarró y Enrique estaba suspendido. Sin embargo, Moriconi y Zimmermann entraron y Clausen pasó a marcar la punta izquierda. En los primeros 30 minutos, el equipo estuvo nervioso y errático, pero a poco de finalizar la etapa, el Gringo Giusti la clavó en el ángulo del arco que da a las vías y llevó tranquilidad.

El segundo tiempo se jugó en campo racinguista y con la ansiedad del público Rojo para gritar campeón. Por eso, dos veces el árbitro Espósito debió parar el encuentro por invasión. Enzo Trossero calmó a todos, convenciendo a los hinchas que dejaran terminar el partido y al rato metiendo un zurdazo abajo que fue inalcanzable para la pantera Rodríguez. Era el 2-0 y la fiesta se empezó a desatar. A pesar de no poder llegar a los 90 minutos, el resultado fue inamovible.

La conquista número 11 de Independiente en la era del profesionalismo a nivel local se festejó 12 días después de la vuelta de la democracia, ganada en forma justa y pensando en lo que se venía al año siguiente: la Copa Libertadores, que llegó siete meses después al ganarle a Gremio y alzar la Intercontinental en diciembre contra el Liverpool. Todo el mundo Rojo celebró el logro propio.

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