Hubo una época en que la religión explicaba el mundo. Frente eso llegó una filosofía que puso a la crítica como una respuesta al enigma de la existencia. Crítica de la razón pura del filósofo prusiano Immanuel Kant se enmarca en esta corriente.
Tuvo su primera edición en 1781 y el propio autor la corrigió en 1787 para una segunda edición. Otro gran objetivo de esta obra fue demostrar que la metafísica era una ciencia.
En una conjunción entre racionalismo y empirismo, Kant hace una crítica de las dos corrientes filosóficas que se centraban en el objeto como fuente de conocimiento.
Ese es su “giro copernicano” en la filosofía: pone al sujeto en el centro y sostiene que es este el que construye el conocimiento del objeto, a través de la representación que hace mediante la sensibilidad inherente a su naturaleza. En 1827 Pío VIII, antes de llegar a papa católico, prohibió bajo amenaza de excomunión su lectura.