El presidente Trump instó a los líderes militares a estar atentos al enemigo interno, mientras prometía revivir el espíritu combativo de las Fuerzas Armadas estadounidenses en un discurso con un tono marcadamente agresivo. Por su parte, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, criticó la diversidad étnica y de género en el Ejército, y exigió el cumplimiento de normas estrictas, incluyendo la eliminación de barbas largas y la lucha contra el sobrepeso entre los soldados.
El mandatario pronunció su mensaje durante una inusual reunión de los altos mandos militares, convocados desde distintas partes del mundo a la base de los Marines en Quantico, Virginia, ubicada a unos 60 kilómetros de Washington. “El despliegue de la Guardia Nacional en varias ciudades del país es una de las responsabilidades de algunos presentes aquí. Eso también es una guerra: una batalla interna”, afirmó.
Con un discurso cargado de contenido político y una advertencia firme, Trump apuntó a las ciudades gobernadas por demócratas de izquierda radical. “Lugares como San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles son zonas peligrosas, y las vamos a ordenar una a una”, sentenció. Durante su gestión, la Guardia Nacional ha sido desplegada en varias urbes, como Los Ángeles —escenario de recientes disturbios—, Washington y Portland.
“Le comenté a Pete (Hegseth) que deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestras tropas”, agregó.
Los gobernadores demócratas han expresado su rechazo y preocupación por estas acciones, y algunos alcaldes han manifestado su negativa a colaborar. Esta movilización de fuerzas armadas en uniforme de combate, algo poco común en Estados Unidos, ha generado también acciones legales.
“En conjunto, durante los próximos años, vamos a transformar a nuestras fuerzas armadas para que sean más fuertes, más duras y más rápidas”, concluyó Trump.