El primer ministro Michel Barnier enfrentó su primera moción de censura en la Asamblea Nacional y logró salir airoso. Sin embargo, no será la última. Esta moción fue presentada por el Nuevo Bloque Popular, que aglutina a la izquierda y lo acusa de no respetar el resultado de las elecciones legislativas. Sin embargo, fue respaldado por el partido de extrema derecha Reagrupación Nacional, que se ha convertido en un árbitro en el Parlamento y aliado estratégico del nuevo gobierno.
La moción fue desestimada, recibiendo solo 197 votos a favor, muy por debajo de los 289 necesarios para derribar al gobierno. Sin los 125 votos del partido lepenista, el desafío al gobierno habría sido inviable.
Olivier Faure, líder del Partido Socialista, tomó la palabra en la Asamblea para defender la moción, firmada por casi todos los miembros de la alianza de izquierda del Nuevo Bloque Popular. “No podemos pasar por alto la gravedad de este asalto a la democracia. Lo hemos demostrado, no tiene sentido. Votamos, y es en vano. ¿Es esto lo que representa nuestro compromiso con la democracia?”, cuestionó el secretario general del Partido Socialista. “Le pregunto directamente, señor primer ministro: si no estuviéramos hablando de usted y si estuviéramos en otro país, ¿cómo describiría su propio nombramiento? Sería el primero en señalar un retraso electoral y seguramente describiría un régimen iliberal”, continuó Faure, quien consideró que el gobierno de Barnier “legitima a la extrema derecha”.
El primer ministro respondió a Faure, calificando la moción de “censura a priori”. Denunció lo que consideró una “demanda de ilegitimidad” contra su gobierno. “No necesito que me recuerden que el gobierno está en minoría, lo sé. Pero la mayoría relativa que me acompaña es hoy menos relativa”, afirmó Barnier. En cuestiones de finanzas públicas, seguridad e inmigración, pidió que “el gobernante sea evaluado por sus acciones”.
El líder de los Republicanos, Laurent Wauquiez, también subió al podio. Dirigiéndose a los miembros del Nuevo Bloque Popular, muchos de los cuales estaban dispuestos a votar a favor de la moción, Wauquiez argumentó que “el espíritu de responsabilidad” implica “reconocer que no ha salido ninguna mayoría de las elecciones” y, por lo tanto, “elegir entre este gobierno y el estancamiento político”.
El gobierno se salvó gracias al apoyo del partido lepenista. Así lo explicó Guillaume Bigot, diputado de Reagrupación Nacional, en la sesión. “Si aprobamos esta moción de censura, la aventura terminará de manera abrupta para los nuevos ministros”, señaló Bigot, dirigiéndose a los representantes del NFP a quienes acusó de caer en el sectarismo: “Quieren censurar las palabras. ¡Nosotros solo censuramos acciones!”. Según Bigot, “el estancamiento, solo por el hecho de estancar, llevará al caos”. También añadió que su grupo “está listo para apoyar la censura y no tendrá dudas en votarla mañana”.
Clémence Guetté, diputada de La Francia Insumisa, acusó a Barnier de “gobernar por la fuerza”. Desde la tribuna de la asamblea, desafió directamente al primer ministro: “¡Usted gobierna mediante la imposición!”, declaró. “Esta moción de censura busca evitar que usted cause más daño”, concluyó.