Los tres problemas que estancaron la contraofensiva de Ucrania

El ejército ucraniano avanza gradualmente en el campo de batalla, pero enfrenta deficiencias significativas en cuanto a su capacidad de fuego, especialmente en lo que respecta a la aviación, y carece de un número suficiente de soldados altamente entrenados para expulsar a las fuerzas rusas que ocupan el sur y el este del país.

Por su parte, Occidente, en su suministro de armamento a Kiev, ha adoptado una postura “incremental” y está dispuesto a considerar la posibilidad de un cese de hostilidades. Sin embargo, incluso si Vladimir Putin se muestra dispuesto a negociar, el líder ruso tiene un historial de incumplimiento de acuerdos previos y de reiniciar hostilidades para someter a Ucrania bajo la influencia de Moscú. En estas condiciones, el actual estancamiento tanto militar como político parece que perdurará hasta que cambie alguna de estas tres variables.

Los ucranianos están preocupados de que esta situación de empantanamiento juegue a favor de Rusia, especialmente si Occidente se fatiga de la situación. Pavlo Klimkin, exministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, afirma: “La situación actual no es sostenible a largo plazo”. A pesar de que las tropas ucranianas han logrado abrir una brecha en la primera línea de defensa rusa en las cercanías de Robotyne, en el sureste del país, todavía se encuentran a más de 100 kilómetros del mar, un objetivo que habían establecido antes de la llegada del otoño.

La contraofensiva ha estado en marcha durante cuatro meses y hasta el momento ha frustrado las expectativas de Ucrania y Occidente de lograr un avance significativo. Sin embargo, si Ucrania logra romper las debilitadas defensas rusas en el frente sur antes de la llegada del invierno o el agotamiento de sus fuerzas, aún podría lograr un avance territorial considerable. El curso de la guerra ha desafiado las predicciones de generales, servicios de inteligencia y expertos militares, desde el fracaso del ataque inicial de Rusia contra Kiev hasta las sorprendentes victorias de Ucrania en las regiones de Kharkiv y Kherson el año pasado.

“A estas alturas, nadie sabe cómo evolucionará la guerra”, señala Klimkin. “No sería sorprendente que surja una sorpresa inesperada”.

Las tropas ucranianas nunca han ocultado las dificultades que han enfrentado este verano en su avance lento en Zaporiyia y la región de Donetsk. Terrenos densamente minados, carencia de poder de fuego y defensas antiaéreas, limitaciones en el entrenamiento de nuevas unidades y el eficaz desempeño defensivo de Rusia han resultado en un alto número de bajas ucranianas por cada kilómetro ganado en territorio enemigo.

Los ucranianos han adaptado sus tácticas para reducir las pérdidas humanas y de vehículos blindados, pero este enfoque más cauteloso también da a las fuerzas rusas más tiempo para restablecer sus líneas defensivas después de las retiradas y obstaculiza el impulso de Ucrania, según un estudio reciente del Royal United Services Institute, un grupo de expertos en defensa con sede en Londres.

Hasta el momento, la posición de los países clave de Occidente, liderados por Estados Unidos y Alemania, ha sido cautelosa, buscando evitar que Rusia derrote a Ucrania mientras limita el riesgo de una escalada que pudiera llevar a un enfrentamiento directo con Moscú.

Estados Unidos recién ha comenzado a suministrar sistemas de armas avanzados después de meses de debates y presiones por parte de Kiev y sus aliados europeos, que buscan acelerar la derrota de Rusia.

El canciller alemán, Olaf Scholz, ha reiterado constantemente que Putin no debe ganar, pero evita afirmar que Ucrania debería ganar. En Washington y en las principales capitales europeas, muchos funcionarios dudan de que Ucrania pueda recuperar todo su territorio por la fuerza, a menos que se produzca un aumento masivo en la ayuda militar occidental, algo que consideran sumamente arriesgado.

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