En el otoño de 1973, el lanzamiento de Artaud por parte de Pescado Rabioso marcó un punto de inflexión en la música argentina. Aunque formalmente es el tercer álbum del grupo, en realidad, es una obra en solitario de Luis Alberto Spinetta, cuyo impacto en la escena del rock fue profundo e innovador.
El disco es conocido por su originalidad y profundidad lírica, algo poco común en el rock de la época. La separación de Spinetta de sus compañeros de banda, Black Amaya, David Lebón y Carlos Cutaia, no fue solo una cuestión de diferencias creativas, sino también de un desacuerdo sobre la dirección artística que Spinetta deseaba tomar. Mientras Pescado Rabioso se destacaba por un estilo de rock más directo y comercial, Spinetta buscaba explorar nuevos horizontes que no encajaban con el enfoque de la banda.
La portada del álbum, también diseñada por Spinetta, presenta un diseño poco convencional con una forma octogonal y una paleta de colores reducida, dominada por verde y amarillo. Esta elección no es aleatoria, ya que los colores están inspirados en las ideas del poeta Antonin Artaud, a quien el disco rinde homenaje. El verde simboliza la regeneración, mientras que el amarillo representa la decadencia, reflejando el concepto de Artaud sobre la muerte y el renacimiento.
El proceso creativo detrás de Artaud fue íntimo y personal, con la colaboración de algunos músicos cercanos a Spinetta, como Patricia Salazar, Emilio del Güercio, Rodolfo García y Gustavo Spinetta, bajo la producción de Jorge Álvarez. El álbum transmite una sensación de aislamiento y reflexión profunda, y ha sido objeto de numerosos análisis desde su publicación.
La influencia de las vanguardias y el surrealismo en Artaud es innegable. Spinetta desafió las normas establecidas del rock, adoptando una aproximación que enfatizaba la expresión sensorial y emocional sobre la lógica convencional. Esta experimentación hizo que Artaud se convirtiera en una referencia esencial en el rock argentino.
Durante su lanzamiento, Spinetta presentó un manifiesto titulado “Rock: Música dura, la suicidada por la sociedad”. El álbum, compuesto por nueve canciones, ha sido venerado en los años siguientes, como lo demuestra el reciente tributo de varios artistas en el álbum “Artaud – Homenaje a un gran disco” y el libro “El año de Artaud” de Sergio Pujol.
Entre los temas más destacados del disco se encuentran “Todas las hojas son del viento”, “Bajan” y “Cantata de puentes amarillos”. “Por”, uno de los cortes más emblemáticos, ejemplifica la habilidad de Spinetta para combinar palabras de manera única en un formato musical innovador.
Spinetta solía describir su relación con Artaud como una experiencia sensorial en lugar de meramente filosófica. Esta perspectiva también puede aplicarse a Artaud, que sigue siendo uno de los discos más influyentes en la historia del rock argentino.
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