La revolución de Maradona se acopló al talento de Brindisi y a un equipo que quedó en la historia grande del fútbol argentino.
La llegada de Maradona revolucionó el mundo Boca. Cada domingo, en la cancha que fuera, el pueblo boquense armaba una fiesta que giraba en torno a la presencia de Maradona, ese joven de rulos que había llamado la atención de todos en Argentinos y que arribaba a Boca para seguir construyendo su camino hacia la cima del mundo.
Pero Diego no estuvo solo, su lado tuvo a uno de los socios con los que mejor se entendió a lo largo de toda su carrera. El talento de Brindisi se complementó a la perfección con la magia del 10 y juntos armaron un tándem letal.
Una muestra clara de lo que significaron estos dos monstruos en la consagración del equipo dirigido por Silvio Marzolini, podemos encontrarla el día del debut de ambos con la azul y oro.
El 22 de febrero, en una Bombonera desbordante, el 10 metió dos de penal y el 9 otros dos golazos para el 4-1 sobre Talleres.
Por supuesto que no todo pasó por Diego y Miguelito. Además de un equipo que por momentos desplegó un fútbol de alto vuelo, hay más individualidades que merecen ser destacadas: Roberto Mouzo, el Mono Perotti, Cacho Córdoba, el Tano Pernía, un juvenil Oscar Ruggeri, el Chino Benítez, el Pichi Escudero…
El Ferro de Griguol fue un duro escollo, que peleó mano a mano y no se dio por muerto hasta el final. Pero las veces que faltó el fútbol, Boca sacó a relucir esa garra histórica y terminó dando una vuelta olímpica tan merecida como festejada.
El pueblo de Boca vivió su fiesta y ese equipo entró en la historia grande del fútbol.