Estados Unidos utilizó la bomba GBU-57/B MOP en un ataque contra tres instalaciones nucleares iraníes, incluyendo Fordow, Natanz e Isfahan.
Esta arma de gran potencia y capacidad para penetrar estructuras subterráneas fue diseñada para neutralizar objetivos altamente protegidos, como los búnkeres nucleares profundos donde Irán desarrolla su programa atómico. La operación, confirmada por el expresidente Donald Trump, busca retrasar el avance nuclear iraní, considerado inminente por Washington.
La GBU-57/B es lanzada desde bombarderos furtivos B-2 Spirit y puede atravesar decenas de metros de roca y concreto, lo que la convierte en un arma única en su tipo.
Especialistas advierten que, aunque esta munición representa un avance tecnológico significativo, el acceso aéreo y las defensas enemigas dificultan su uso frecuente.
El ataque marca un cambio en la estrategia estadounidense, apuntando directamente al núcleo más protegido del programa nuclear iraní, y podría provocar una escalada en la carrera armamentista subterránea a nivel mundial.
