El dólar estadounidense cayó un 10 % en el primer semestre, su peor comienzo desde 1973

El dólar estadounidense ha mostrado una significativa debilidad frente a otras monedas clave a nivel global.

Las inversiones se están orientando hacia activos con mayor riesgo, mientras crecen las preocupaciones sobre el aumento del endeudamiento en Estados Unidos, factores que afectan negativamente su cotización. Durante los últimos meses, la divisa norteamericana ha caído frente a una canasta de monedas internacionales relevantes. Según Financial Times, este es el peor inicio de año para el dólar desde 1973.

La moneda tocó su nivel más bajo en tres años, y el Índice Dólar (DXY), que mide su valor relativo frente a una cesta de divisas —donde el euro representa cerca del 58 % del total—, se mantuvo por debajo de los 97 puntos, un piso que no alcanzaba desde 2022. Este índice, creado tras la ruptura del sistema de Bretton Woods en 1973, también toma en cuenta monedas como el yen, el yuan, la libra esterlina y el franco suizo.

Tres razones principales explican la caída reciente del dólar: primero, los inversores están reduciendo su exposición a activos denominados en dólares para buscar mayores rendimientos en mercados más riesgosos, alentados por avances en acuerdos comerciales de Estados Unidos y la reciente tregua en Medio Oriente.

En segundo lugar, existe una creciente inquietud por el impacto fiscal que podría generar en la economía estadounidense la reforma tributaria propuesta por la administración Trump, que implica un incremento considerable en la deuda pública.

Finalmente, las expectativas de recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) contribuyen a debilitar la divisa. Esto se refleja en el DXY, que en las últimas sesiones alcanzó su nivel más bajo en más de tres años. Los cambios repentinos en la política comercial estadounidense generan nerviosismo en los mercados y aumentan la anticipación de que la Fed reducirá sus tasas, lo que ha provocado salidas de capital desde la principal economía mundial. Como resultado, el dólar ha perdido un 10,1 % frente a las principales monedas en lo que va del año.

Además, el reciente acuerdo entre Estados Unidos y China sobre el comercio de tierras raras, que complementa otro pacto firmado hace dos semanas, ha impulsado la confianza en activos con mayor riesgo. A esto se suma la confirmación del primer ministro canadiense, Mark Carney, sobre la reanudación de las negociaciones arancelarias con Estados Unidos tras resolver diferencias que habían paralizado las conversaciones. Rumores sobre acercamientos similares con la Unión Europea y Japón también han contribuido a la expectativa de una normalización del comercio mundial, desplazando al dólar como refugio seguro.

En paralelo, avanza en el Congreso estadounidense el controvertido plan fiscal calificado por Trump como “gran y hermoso proyecto de ley”, que contempla una reducción significativa de impuestos y un aumento de entre 3 y 4 billones de dólares en la deuda nacional. Esta perspectiva ha renovado los temores sobre una crisis fiscal, dificultando la recuperación del dólar a corto plazo.

La depreciación de la moneda también responde a las señales de la Fed. Su presidente, Jerome Powell, adoptó un discurso moderado en su última comparecencia ante el Congreso, sugiriendo que, de no ser por las presiones inflacionarias vinculadas a los aranceles, la institución habría continuado recortando las tasas de interés. A esto se suman preocupaciones sobre la independencia del banco central, tras informes de que Trump evalúa un nombramiento anticipado para el liderazgo de la Fed, lo cual genera incertidumbre adicional.

Recientes indicadores económicos fortalecen la expectativa de reducciones en las tasas: el Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre mostró una contracción del 0,5 %, superior a la prevista, y las solicitudes continuas de subsidios por desempleo alcanzaron su nivel más alto desde 2021.

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