Estados Unidos: Trump media en el conflicto entre India y Pakistán, y logra un alto el fuego

En una movida inesperada, Donald Trump anunció la entrada en vigor de un cese inmediato de hostilidades entre India y Pakistán, tras una serie de enfrentamientos que habían encendido alarmas en la comunidad internacional por el riesgo de una escalada bélica.

El ex mandatario estadounidense comunicó el acuerdo desde su residencia en Mar-a-Lago, atribuyendo el logro a gestiones diplomáticas directas. “Ambas partes han tomado la decisión correcta. Este acuerdo representa un avance importante hacia una región más segura”, expresó Trump.

Desde Islamabad, el canciller pakistaní confirmó que la tregua comenzó a regir a las 17:00 del sábado, hora local en Nueva Delhi. “Nuestro país siempre ha apostado por el entendimiento pacífico con India”, señaló en un comunicado oficial, agradeciendo las gestiones de Trump y manifestando esperanza en que se abra un espacio de diálogo real.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, informó en la red social X que tanto él como el vicepresidente J.D. Vance habían dialogado con los líderes de ambas naciones —Narendra Modi y Shahbaz Sharif— para facilitar el acuerdo.

“Hemos logrado que los dos gobiernos se comprometan a detener de inmediato los enfrentamientos y a iniciar conversaciones en un lugar neutral para tratar los temas pendientes”, escribió Rubio. También destacó el liderazgo de los primeros ministros de India y Pakistán por optar por la vía diplomática.

La intervención de Trump generó reacciones divididas entre los expertos. Mientras algunos destacaron su capacidad para interceder en una situación tan delicada, otros pusieron en duda la durabilidad del acuerdo y cuestionaron su rol en política exterior.

“Trump sabe cómo sentarse a negociar, eso no se puede negar”, opinó un analista internacional. “El desafío ahora es ver si el alto el fuego se transforma en una paz duradera”.

Este entendimiento llega en un contexto de creciente fricción entre ambos países, marcado por disputas territoriales y acusaciones mutuas de incursiones armadas, sobre todo en la conflictiva región de Cachemira, una zona históricamente inestable.

El pacto contempla el cese total de agresiones, la desmovilización militar en áreas de contacto y el inicio de conversaciones con la presencia de observadores internacionales. Las reuniones se desarrollarán en un país que actúe como anfitrión neutral.

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