Los tributos que afectan la competitividad en Argentina

El esquema impositivo en Argentina presenta serias complicaciones que impactan negativamente en la competitividad del país, según un análisis realizado por el experto en la materia, César Litvin.

La carga fiscal sobre el sector formal supera el 50% del PBI, lo que, sumado a la complejidad del sistema tributario, genera un entramado burocrático que desalienta la inversión, la generación de empleo y el crecimiento productivo. Para impulsar un desarrollo sostenido, resulta imprescindible una reforma que elimine los tributos más perjudiciales.

Uno de los principales desafíos es la gran cantidad de impuestos vigentes en el país. En total, se registran 154 tributos distribuidos entre las distintas jurisdicciones: 45 a nivel nacional, 25 provinciales y 84 municipales.

No obstante, a pesar de esta diversidad, apenas 10 de estos impuestos concentran el 92% de la recaudación total. Entre ellos destacan el IVA (26,6%), el Impuesto a las Ganancias (16%) y el Impuesto sobre los Ingresos Brutos (14,7%). La superposición de estos gravámenes genera elevados costos administrativos y una presión excesiva sobre quienes cumplen con sus obligaciones fiscales.

El Impuesto sobre los Ingresos Brutos se considera uno de los más distorsivos, ya que se aplica en cada eslabón de la cadena productiva sin permitir compensaciones, lo que provoca un “efecto cascada” que incrementa costos y reduce la competitividad de las empresas.

Este tributo también encarece los bienes destinados a la exportación, ya que, a diferencia del IVA, no se puede recuperar. Sustituirlo por un impuesto a la venta minorista contribuiría a reducir estas distorsiones y favorecería al sector productivo.

Otro impuesto que afecta la actividad económica es el gravamen sobre los Créditos y Débitos en Cuentas Bancarias, instaurado en 2001 como una medida transitoria, pero que continúa vigente más de dos décadas después. Este tributo desalienta el uso del sistema bancario y fomenta el manejo de efectivo, incentivando la informalidad.

En otros países donde aún se aplica, las tasas son considerablemente más bajas que en Argentina, lo que refuerza la necesidad de su eliminación para facilitar el desarrollo de la economía formal.

Las retenciones a las exportaciones representan otra barrera para la competitividad. Mientras que en la mayoría de los países no se aplican impuestos de este tipo, en Argentina persisten y afectan a sectores clave, reduciendo la rentabilidad de los productores. Eliminar estas retenciones permitiría una mayor entrada de divisas y fortalecería la economía nacional sin comprometer el abastecimiento interno.

Para optimizar la competitividad y simplificar el sistema impositivo, Litvin plantea la necesidad de reducir la presión fiscal, eliminar los impuestos más perjudiciales y evitar la superposición de tributos en los distintos niveles de gobierno.

Asimismo, propone establecer incentivos para la formalización, agilizar la devolución de saldos a favor y generar un entorno que promueva la inversión y el empleo.

Si no se implementa una reforma integral, Argentina seguirá enfrentando trabas que limitan su crecimiento y desarrollo económico, concluye el especialista.

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