Durante el Mundial de Fútbol Argentina ’78, se produjo un episodio insólito relacionado con la selección francesa.
En el último partido de la fase de grupos, jugado en el estadio Minella de Mar del Plata contra Hungría, los franceses se vieron obligados a vestir camisetas del club Kimberley, un equipo local. Este curioso incidente tuvo lugar en un partido sin mucha relevancia, ya que ambas selecciones ya habían sido eliminadas tras sus derrotas contra Argentina e Italia.
La confusión comenzó cuando el árbitro solicitó a ambos equipos que se presentaran con sus camisetas alternativas, dado que la televisión de la época era en blanco y negro en muchas partes del mundo, lo que dificultaba la distinción entre el azul de la camiseta de Francia y el rojo de Hungría.
Sin embargo, ambas selecciones traían camisetas suplentes de color blanco, lo que complicó aún más la situación. Ante el dilema, el partido se retrasó por más de 30′ minutos hasta que un dirigente del club Kimberley ofreció las camisetas de su equipo.
El árbitro aprobó el cambio y, finalmente, Francia salió a la cancha vistiendo los colores verde y blanco de Kimberley. El resultado final fue una victoria para los franceses por 3-1.
Este singular momento quedó grabado en la historia del fútbol.