Aquellos que vivieron en Argentina durante las décadas de los 80’s y 90’s sin duda recuerdan ciertos productos cuyo sabor y publicidad dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva.
Un ejemplo claro es el caso de Tubby 3 y Tubby 4. La génesis de estos productos proviene de la mente del químico industrial Francisco Belloti, quien tras su experiencia en la producción de aderezos en la industria alimentaria y su paso por Bagley, se destacó en la creación de productos.
La inspiración para los Tubby surgió de la falta de opciones en el mercado argentino en cuanto a obleas, lo que marcó el punto de partida para su desarrollo.
En 1984, Bagley introdujo en el mercado estas deliciosas golosinas. Con nombres que hacían referencia a su composición de 3 y 4 capas, los Tubby estaban recubiertos de chocolate y tenían distintos rellenos. Mientras el Tubby 3 ofrecía un suculento relleno de avellanas, el Tubby 4 presentaba una variante con caramelo de maní.
La combinación de alta calidad en el producto y un pegajoso jingle publicitario resultó en un lanzamiento exitoso. “Yo soy un Tubby que andaba solo en una ciudad pesada”, entonaba una oblea gigante mientras paseaba por las calles con las manos en los bolsillos.
Esta golosina de la década de los 80’s se convirtió en un fenómeno durante varios años, pero eventualmente dejó de estar disponible en el mercado, dejando tras de sí a una legión de nostálgicos fanáticos que anhelan su regreso.