Revolución y Desafío: La historia de la Drean Commodore 64C en Argentina

En diciembre de 1986, mientras el mundo observaba con interés el lanzamiento simultáneo de la Commodore 64C en Estados Unidos, en Argentina se estaba gestando una audaz iniciativa por parte de Drean. Conocida por sus electrodomésticos, la empresa argentina decidió ingresar al mercado de la informática con su propia versión de la emblemática Commodore 64C.

Aunque no se había previsto originalmente una colaboración con Drean para la fabricación de este modelo, la compañía argentina decidió actuar por su cuenta. Diseñaron una carcasa que se parecía mucho a la original, pero con algunas diferencias en la calidad de construcción y detalles estéticos. Además, adaptaron el sistema operativo GEOS al español para ajustarse al mercado local.

No obstante, el lanzamiento de la Drean Commodore 64C sin la autorización explícita de Commodore tuvo consecuencias severas. Al utilizar placas base de versiones anteriores y teclados de menor calidad fabricados localmente, Drean ignoró las directrices de su socio estadounidense. Como resultado, Commodore rescindió unilateralmente la licencia en 1988, poniendo fin abrupto a una alianza que prometía innovación y expansión.

La Drean Commodore 64C, aunque una versión modificada de su predecesora, representó un esfuerzo considerable por parte de Drean para introducir tecnología avanzada en Argentina. A pesar de las críticas por su construcción inferior y componentes desactualizados, la iniciativa marcó un punto de inflexión en la industria tecnológica local y en las ambiciones de Drean en el sector.

Este episodio no solo terminó con la relación comercial entre Drean y Commodore, sino que también frustró los planes de Drean para lanzar la línea Amiga bajo su propia marca. Las lecciones aprendidas de esta experiencia resonaron en la industria tecnológica argentina durante años, subrayando tanto los riesgos como las oportunidades vinculadas con la innovación y la independencia empresarial en un mercado globalizado.

En retrospectiva, la Drean Commodore 64C representa más que un intento fallido de replicar el éxito de una máquina icónica; simboliza la valentía de una empresa local en su esfuerzo por competir en el escenario global de la tecnología, aunque con resultados inesperados y duraderos.

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