Alemania se corona campeón del mundo en el histórico Mundial de 1974

En 1974, la República Federal de Alemania albergó su primer Mundial de Fútbol, en el que participaron 16 países, 14 clasificados en Eliminatorias, el organizador y el actual campeón, Brasil.

La copa que se disputaba era la recién creada Copa del Mundo, diseñada por el italiano Silvio Gazzaniga, una pesada copa de oro macizo que sería entregada al ganador del torneo.

El torneo contó con la participación de ocho equipos de Europa, incluyendo el debutante Alemania Democrática, así como de Haití por la CONCACAF, Zaire por África y Australia por Oceanía. Las dos Alemanias compartieron el Grupo A y lograron clasificarse para la siguiente ronda, dejando atrás a Chile y Australia. Chile, que ya estaba sufriendo bajo la dictadura de Pinochet, se clasificó tras la negativa de la Unión Soviética de jugar en su territorio. A pesar de esto, la FIFA obligó a disputar el encuentro, que Chile ganó con un simbólico gol marcado tras sacar del medio, ya que el rival no se presentó.

El hecho destacado de este grupo fue la victoria de la Alemania Oriental sobre su homólogo occidental por 1-0, gracias al gol de Jürgen Sparwasser en Hamburgo.

El Grupo 2 fue ganado por Yugoslavia gracias a su mejor diferencia de goles sobre Brasil y Escocia. La victoria de los eslavos por 9 a 0 sobre el modesto Zaire fue determinante. Escoceses y brasileños empataron a cero goles y Brasil avanzó a la siguiente fase porque le marcó un gol más a Zaire que Escocia. Del rutilante equipo de cuatro años atrás, solo sobrevivían Jairzinho, Rivelino y pocos más.

En la zona C, Holanda se impuso como se esperaba. El equipo dirigido por Rinus Michels fue el que mejor desarrolló un estilo de fútbol innovador, agradable para el espectador y con una dinámica incomparable. Con Johan Cruyff como su líder, los jugadores se movían ocupando espacios inesperados para sus rivales. Con potencia y capacidad goleadora, se clasificaron tras eclipsar por completo a Uruguay, empatar con el buen equipo sueco y golear a Bulgaria.

Alemania Federal avanzó a la final luego de ganar sus tres partidos de grupo contra Yugoslavia, Suecia y Polonia. Polonia logró llegar al tercer lugar después de vencer a Brasil gracias a un gol de Gregorz Lato.

En la final, que se jugó el 7 de julio en el Estadio Olímpico de Munich, había una gran expectación en todo el mundo y casi 80 mil personas (incluyendo 10 mil holandeses) asistieron al partido entre dos equipos distintos pero muy potentes.

El partido final enfrentó dos estilos de juego diferentes: por un lado, el fútbol dinámico y con cambios permanentes de ubicación de los jugadores como el holandés, y por otro, la jerarquía y la presión popular por ganar la Copa en su propio país que tenía el equipo alemán.

Holanda comenzó decidida y a los 2′ minutos ya ganaba gracias a un tiro penal convertido por Neeskens tras una larga sesión de pases magistrales del equipo naranja. A los 25′ minutos, sucedió lo mismo en el otro arco cuando Jansen derribó a Breitner y el mismo jugador alemán convirtió el penal engañando a Jongbloed. Antes de que finalizara la primera mitad, el centrodelantero Gerd Müller logró empatar el partido tras capturar un centro de Bonhoff y girar para vencer al arquero holandés.

En la segunda mitad, el ataque holandés se intensificó y desperdició varias oportunidades de gol gracias a la gran actuación del arquero alemán Sepp Maier. A pesar de la superioridad en el juego de Holanda, la capacidad y el orden del equipo alemán se impusieron y lograron su segundo título mundial, emulando lo que habían hecho en 1954 al ganar su primer campeonato mundial venciendo al favorito Hungría.

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