El 4 de enero de 1967, The Doors irrumpieron en la escena musical con su álbum debut, un conjunto de 44 minutos de música que revolucionó el rock. Este álbum, lanzado justo a tiempo para los Reyes Magos, sigue siendo una obra maestra que mezcla innovación, emoción y perturbación.
The Doors estaba formada por cuatro músicos únicos. Robbie Krieger, el guitarrista, llevaba solo seis meses tocando cuando se unió al grupo. John Densmore, el baterista, tenía una sólida formación en jazz, y Ray Manzarek, el tecladista, era un virtuoso en diversas disciplinas musicales. Curiosamente, la banda no tenía bajista.
Jim Morrison, el vocalista, era el corazón y alma de The Doors. A los 24 años, cuando se lanzó el álbum, ya era una figura compleja y carismática, un poeta que viviría intensamente pero que, como muchos otros, nos dejaría demasiado pronto.
The Doors se arriesgaron con su primer sencillo, “Break On Through,” que presentaba un ritmo similar a la bossa nova. Poco después, lanzaron “Light My Fire,” que se convirtió en un éxito inesperado, aunque fue editado para adaptarse a los tiempos de radio.
Este álbum debut de The Doors iba más allá de sus sencillos. Cerraba con “The End,” una canción de casi doce minutos que mostraba la esencia de la banda y de Morrison, destacando lo mejor de su talento.
El viaje hacia este álbum comenzó en 1965, cuando la banda grabó una primera demo que nunca se lanzó. Pronto, el cuarteto comenzó a desarrollar su sonido distintivo, tocando en pequeños locales como el London Fog en Los Ángeles, luchando por atraer a una audiencia.
A finales del verano de 1966, la banda grabó su primer álbum en solo cinco días. Utilizaron solo tres de las cuatro pistas disponibles en el estudio: una para la batería y el bajo, otra para la guitarra y los teclados, y la tercera para la voz de Morrison. El álbum incluyó once canciones, nueve originales y dos versiones: “Alabama Song (Whisky Bar),” basada en un poema de Bertolt Brecht, y “Back Door Man,” un blues de Willie Dixon.
Desde su lanzamiento, el álbum debut de The Doors ha vendido más de 20 millones de copias, dejando una huella imborrable en la historia del rock. Este trabajo no solo presentó al mundo a una banda con un sonido y una visión únicos, sino que también estableció a The Doors como una fuerza innovadora y poderosa en la música, cuyo legado continúa vigente hasta el día de hoy.
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