El restaurante Loprete, ubicado en Luis Saenz Peña 739/749, entre Chile y Av. Independencia, en el barrio de Monserrat, tiene una larga y rica historia. Inaugurado en la década de 1930 como una modesta cantina, se convirtió en un comedor internacional en 1941, después de una renovación que incluyó la ampliación de sus salones. Con una capacidad impresionante, llegó a emplear hasta 140 mozos.
Lo Prete también era conocido por su producción propia de alimentos, incluyendo sus propios chacinados. La calidad de sus platos y la hospitalidad de su personal lo hicieron muy popular entre los comensales durante más de medio siglo.
Desafortunadamente, el restaurante cerró sus puertas en 1988 después de una exitosa carrera en la industria gastronómica. A pesar de los esfuerzos por mantener el negocio, los dueños se vieron obligados a rematar los muebles, vajillas, maquinarias y otros elementos, y aquel icónico frente con su gran marquesina, que solía exhibir el nombre del lugar y las banderas de muchos países, se convirtió en un recuerdo del pasado.
El legado de Lo Prete perdura en un postre siempre bien recibido conocido como “Copa Don Pedro”. Angel Lo Prete, uno de los cuatro hermanos que fundaron el restaurante (todos ellos originarios de Italia y llegados a Buenos Aires a principios del siglo XX), una vez atribuyó la creación del postre a Pedro Ferrari, un colaborador de la casa desde 1930. Sin embargo, según una versión que circula como leyenda, la idea habría sido de Pedro Lo Prete, un primo de los fundadores.
En cualquier caso, la Copa Don Pedro es simplemente un postre helado cubierto con una deliciosa capa de whisky y nueces. ¿Quién no ha disfrutado alguna vez de esta delicia?
El restaurante Lo Prete era un lugar de encuentro muy popular debido a la fama de sus platos exclusivos, como el chivito relleno, el pollo a la plancha y los canelones crepes. Pero a pesar de la excelencia de su menú, es este postre sencillo y efectivo el que ha quedado grabado en la memoria de muchos.