Bram Stoker, el autor que creó a Drácula

Drácula, la obra más conocida de Bram Stoker se ha convertido en una de las historias de terror más representativas y reconocidas en todo el mundo.

En su momento, el libro del escritor irlandés pasó desapercibido, sin recibir gran atención. No fue hasta 1922, cuando el cineasta alemán F. W. Murnau adaptó la novela al cine mudo con Nosferatu, y luego con la icónica interpretación del conde por el actor húngaro Béla Lugosi en varias películas, que el vampiro creado por Stoker alcanzó fama mundial y se transformó en un mito cultural.

Originalmente, la novela tenía otro título: El no-muerto, y el protagonista vampírico era llamado Conde Wampyr. Stoker, quien trabajó como funcionario en Dublín, nunca viajó más allá de Viena y, al parecer, tampoco visitó Rumania, el país al que está asociado el personaje. Según la profesora Elizabeth Miller, autora de un ensayo publicado en 1998, el autor no contaba con un conocimiento profundo sobre Vlad III, el príncipe valaco sanguinario del siglo XV, quien se supone fue la inspiración para el conde Drácula.

Algunos expertos sostienen que más que en la oscura historia de Vlad el Empalador, Stoker basó su creación en leyendas y tradiciones del folclore irlandés.

Drácula fue escrita en plena era victoriana y aborda un tema poco común para la época: la sexualidad. No solo se expresa a través de las relaciones amorosas del conde, sino también en la idea del “consentimiento” de sus víctimas, quienes permiten al vampiro entrar en sus hogares, como se refleja cuando el conde dice al abogado Jonathan Harker: “Entre libremente y por su propia voluntad”. Escritores contemporáneos como Oscar Wilde consideraron la obra como una de las mejores dentro del género de terror, mientras que Arthur Conan Doyle la definió como muy representativa del período victoriano. Drácula se consolidó como un referente del terror gótico, al igual que otras figuras emblemáticas como Frankenstein o el Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

Los conocimientos teatrales de Stoker aportaron a Drácula una atmósfera intensa y un personaje complejo, no solo un ser oscuro que se alimenta de sangre humana, sino también un individuo astuto y calculador. Sin embargo, Stoker nunca se consideró un novelista de carrera; la literatura fue solo una de sus múltiples facetas junto a su trabajo como crítico teatral y periodista. Aunque el éxito mundial le llegó gracias a un vampiro, no fue un autor que abrazara exclusivamente el género del terror.

Su debut literario, El país bajo el ocaso, fue una colección de cuentos con seres fantásticos como hadas, ángeles y trolls, influenciada por las historias que le contaba su madre durante su infancia. Su última novela importante, La dama del sudario, siguió la línea gótica de Drácula. Basada en documentos ficticios y ambientada en un imaginario país balcánico de principios del siglo XX, la novela utiliza cartas, diarios y recortes de prensa para construir una historia llena de misterio y aventura, en la que la protagonista aparece envuelta en un sudario.

La trama sigue a un joven de orígenes humildes que hereda una gran fortuna, pero para reclamarla debe trasladarse al castillo de Vissarion, ubicado en el tenebroso y remoto País de las Montañas Azules.

Bram Stoker falleció el 20 de abril de 1912, sin haber conocido la fama y el reconocimiento que hoy posee. Murió en la pobreza y el olvido, tras padecer sífilis, enfermedad que contrajo durante sus relaciones con prostitutas, en compañía del actor Henry Irving. Su muerte coincidió con el hundimiento del Titanic y apenas fue mencionada brevemente en los obituarios de la prensa de la época.

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