La novela La última función, de Luis Landero

Un grupo de jubilados aún rememora con asombro aquella tarde de enero de 1994 en la que un hombre de voz inconfundible cruzó la puerta del único restaurante del pueblo, en plena Sierra madrileña. Era Tito Gil, quien de joven había deslumbrado como actor prodigio y ahora regresaba convertido en una figura legendaria, envuelta en rumores de fama en los escenarios de la gran ciudad o incluso más allá.

Con la energía intacta y cierta necesidad de recuperar el protagonismo perdido, Tito plantea a sus paisanos una propuesta inesperada: montar una obra teatral entre todos, una representación que atraiga visitantes y revitalice la vida del pueblo, que poco a poco se va quedando sin gente. El entusiasmo no tarda en prender, pero la iniciativa requiere una compañera escénica a su altura.

Mientras tanto, en Madrid, Paula —una mujer atrapada en la monotonía de un empleo que apagó sus aspiraciones— toma un tren sin saber que ese viaje cambiará su rumbo. Amanece en un pueblo desconocido, ajeno a sus planes, pero cargado de posibilidades.

La última función, de Luis Landero, se sumerge en la magia de las historias compartidas, donde el pasado y el presente se entrelazan con humor, ternura y una pizca de melancolía. Una novela coral que nos habla del amor tardío, los sueños aplazados y el poder transformador del teatro y la imaginación.

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