Mary Shelley, la autora que creó a Frankenstein

Mary Shelley plasmó sus profundas inquietudes en Frankenstein o el moderno Prometeo, obra con la que se afirmó como una figura clave dentro de la literatura gótica.

Mary Godwin, quien luego sería conocida como Mary Shelley, tuvo una vida marcada por la pérdida desde su nacimiento el 30 de agosto de 1797. Nunca llegó a conocer a su madre, Mary Wollstonecraft, quien falleció poco después de darla a luz. Cuando Mary tenía cuatro años, su padre, William Godwin, contrajo nuevo matrimonio con Mary Jane Clairmont, una mujer que Mary detestaba y a quien culpaba por alejarla de su padre. William Godwin era un escritor y pensador con ideas avanzadas para su época, defendiendo posturas feministas promovidas por su primera esposa y aceptando sin problemas a Fanny Imlay, hija que Mary Wollstonecraft tuvo fuera del matrimonio, lo cual escandalizaba a la alta sociedad inglesa.

A pesar de su mala reputación y problemas económicos, Godwin se esforzó en brindar a Mary una educación sólida, que incluyó acceso a la vasta biblioteca familiar, un tutor personal y una institutriz. Entre los círculos intelectuales que frecuentaba Godwin estaba Percy Bysshe Shelley, un joven que lo consideraba un mentor y que incluso ayudó con sus deudas. En 1814, Mary tenía 16 años y se enamoró de Shelley, cinco años mayor que ella.

Su relación, desde el comienzo, fue polémica y clandestina; se encontraban en cementerios para evitar las miradas y allí Mary posiblemente quedó embarazada. Shelley estaba casado y su esposa también esperaba un hijo, además de que ya no podía ayudar financieramente a Godwin. Ante esta situación, decidieron fugarse con Claire Clairmont, hermanastra de Mary, quien también formó parte de esa aventura.

Se dirigieron a Lucerna, Suiza, pero la falta de recursos hizo que regresaran a Inglaterra en pocos meses, donde enfrentaron el rechazo incluso de William Godwin. Durante ese tiempo, Mary quedó embarazada de Shelley y vivieron más de un año en una relación abierta, sustentados por el dinero de la familia de él. La muerte prematura de su hija fue un golpe profundo para Mary, que ya había conocido la pérdida desde su infancia y que había sido testigo de la devastación causada por las guerras napoleónicas en Europa. Estas experiencias alimentaron las ideas oscuras que darían origen a su obra más famosa.

En mayo de 1816, Percy llevó a Mary a Cologny, junto al Lago Lemán, con la esperanza de que el clima mejorara su ánimo. Allí fueron invitados a la Villa Diodati por Lord Byron, quien mantenía una relación con Claire. Contrario a lo esperado, ese verano fue lluvioso y frío, conocido como “el año sin verano”, obligándolos a pasar largos días en la mansión. Para entretenerse, leyeron relatos de terror, y Byron propuso que cada uno escribiera su propia historia macabra. Mary sufrió bloqueos y ansiedad, hasta que una noche tuvo una visión aterradora que le inspiró la idea de “Frankenstein o el moderno Prometeo”.

La novela, en la que volcó sus propios miedos y pérdidas, narra la historia de un hombre que desafía las leyes naturales al crear un ser que, rechazado por su creador, provoca tragedias y soledad. Publicada primero en 1818 de forma anónima, reflejaba el escándalo que la autora sentía ante su contenido. A partir de 1831, Mary revisó y suavizó la obra, que pasó a llevar su nombre.

Pese a sus ideas liberales, Mary y Percy se casaron para apaciguar a sus familias. El matrimonio trajo reconciliación con su padre pero también tragedias: la hermana de Mary se suicidó en 1816, y la muerte volvió a tocar a su familia con la pérdida de varios hijos y finalmente la desaparición de Percy en un accidente náutico en 1822. Estas experiencias marcaron profundamente a Mary.

Tras estos golpes, Mary abandonó Italia y regresó a Inglaterra con su único hijo sobreviviente, Percy Florence, dedicándose a escribir para sostenerse y ayudar a su padre con sus deudas. La muerte de William Godwin en 1844 alivió parte de su carga financiera. Años después, Mary padeció problemas de salud que probablemente fueron causados por un tumor cerebral, falleciendo en 1851.

Durante su vida, Mary Shelley escribió desde novelas históricas hasta ensayos y traducciones, y se encargó de preservar y difundir la obra de Percy, aunque esto a veces eclipsó su propio reconocimiento. A pesar de su producción literaria variada, fue Frankenstein la obra que quedó inmortalizada, el reflejo de sus propios demonios creados en aquel verano lluvioso de 1816.

Nota: La foto que ilustra la portada, es la única foto conocida de Mary Shelley y fue tomada en 1842, cuando visito Bath, el lugar donde escribió Frankenstein, para promocionar la secuela de la novela, La novia de Frankenstein.

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