Durante los octavos de final del Mundial México ’86, España se midió con Dinamarca, una selección que venía deslumbrando con su fútbol vertiginoso y elegante. Pero aquella tarde, el que se robó todas las miradas fue un delantero madrileño que firmó una de las actuaciones más impresionantes de la historia del certamen.
El 18 de junio, Emilio Butragueño —quien por entonces tenía 23 años— se transformó en protagonista absoluto. Dinamarca abrió el marcador a los 33 minutos gracias a un penal ejecutado por Jesper Olsen. Todo indicaba que el equipo escandinavo seguiría escribiendo su historia mágica en ese torneo. Sin embargo, el guion cambió drásticamente.
A poco del descanso, Butragueño empató el partido y, en el segundo tiempo, desató un vendaval. Anotó tres goles más —a los 12 minutos del complemento, a los 80 y, sobre el final, desde los doce pasos— dejando atónitos a los daneses. En medio de esa ráfaga, también marcó Andoni Goikoetxea, desde el punto penal. Aquel mismo defensor que años antes, cuando jugaba en Athletic de Bilbao, había lesionado gravemente a Diego Maradona. Según el preparador físico Fernando Signorini, aquel episodio marcó un antes y un después en la carrera del 10: “Le salvó la carrera”, llegó a decir, en referencia a cómo ese golpe forjó el carácter de Diego.
La actuación de Butragueño fue tan impactante que aún se la recuerda como una de las más brillantes en la historia de los Mundiales. “No imaginaba que íbamos a jugar así. Fue un partido increíble. Estamos listos para lo que viene”, declaró el atacante español al finalizar ese encuentro.
Pero el sueño español duró poco. En cuartos de final, el equipo se topó con Bélgica. Tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario y la prórroga, la definición por penales fue fatal para los ibéricos: perdieron 5-4. Butragueño convirtió su tiro, pero Eloy falló ante el arquero Jean-Marie Pfaff. Así terminó el camino para España en esa Copa.
Aquella tarde quedó grabada como un momento dorado para el fútbol español, y el nombre de Emilio Butragueño sigue asociado a una de las gestas individuales más recordadas en el Mundial de Maradona.
