Hacer yogur en casa es más simple de lo que parece. Con solo un poco de yogur natural como base y leche, podés preparar una nueva tanda sin necesidad de equipos especiales. Este método casero te permite ahorrar, reducir envases y disfrutar de un alimento fresco, sin conservantes ni aditivos. Ideal para consumir solo, con frutas o cereales.
Ingredientes:
1 litro de leche (entera o descremada, según tu preferencia).
2 a 3 cucharadas soperas de yogur natural (sin azúcar, sin sabor, con cultivos activos).
Preparación:
1 – Calentar la leche: Llevar la leche a fuego medio hasta que alcance unos 85 °C (cuando comienza a humear, pero sin hervir). Esto ayuda a modificar las proteínas para que el yogur cuaje mejor.
2 – Dejar enfriar: Retirar del fuego y dejar que la leche se enfríe a unos 45 °C (tibia al tacto, podés mantener el dedo dentro unos segundos sin quemarte).
3 – Agregar el yogur base: En un recipiente aparte, mezclar el yogur natural con un poco de leche tibia hasta que esté bien disuelto. Luego, incorporar al resto de la leche y mezclar suavemente.
4 – Incubar: Tapar el recipiente con una tapa o film y mantener en un lugar cálido (entre 38 °C y 45 °C) durante 6 a 12 horas. Podés usar una yogurtera, una olla bien tapada envuelta en una manta, o dejarlo dentro del horno apagado con la luz encendida. Cuanto más tiempo lo dejes, más espeso y ácido quedará.
5 – Enfriar y guardar: Una vez que el yogur esté firme, llevar a la heladera al menos 2 horas antes de consumir. Se conserva hasta una semana.
Hacer yogur en casa no solo es fácil y económico, también es una forma de reconectar con lo simple, elegir lo que consumimos y reducir envases descartables. Con solo dos ingredientes y un poco de paciencia, podés preparar un alimento nutritivo, versátil y libre de aditivos. Ya sea solo, con frutas o granola, el yogur casero se vuelve una base deliciosa para tus desayunos o meriendas.