Discos Imprescindibles: Almendra desafía los estándares creativos con su innovador primer LP

Almendra I, también conocido como simplemente Almendra, representa el álbum debut de la influyente banda argentina de rock Almendra.

Fue lanzado el 29 de noviembre de 1969 por RCA VIK. La portada del álbum lleva el distintivo título ‘Almendra’. Este trabajo marcó un hito en la escena musical, estableciendo las bases creativas y sonoras que definirían la trayectoria de la banda y su impacto duradero en el rock argentino”.

Entre la antesala del verano y el inicio del otoño en 1969, el comedor de la residencia del ‘Flaco’ fungió como estudio, brindando la oportunidad a cuatro jóvenes (Emilio Guernico, Rodolfo García, Edelmiro Molinari y Luis Alberto Spinetta) de dar comienzo a las sesiones de grabación que se convertirían en el álbum conocido como Almendra I.

La exploración de géneros en este disco era expansiva, abarcando desde el folk hasta diversas fusiones del rock. A pesar de la riqueza sonora que caracterizaba al LP, lo que destacaba especialmente era la destreza para plasmar la realidad cotidiana a través de letras pertinentes y poéticas.

En noviembre de ese mismo año, coincidiendo con el lanzamiento del álbum homónimo, el lado A se inauguraba con ‘Muchacha Ojos de Papel’, una obra maestra inspirada en el amor entre Cristina Bustamante y el ‘Flaco’. Este confesó que se sintió enamorado por primera vez al cruzarse con la vecina de Molinari. Spinetta detalla en su composición cómo una mujer de voz de gorrión y corazón de tiza lo cautivó, dejando tras de sí una serie de versos de ensueño. Este tema fue presentado por primera vez en un concierto en vivo de Almendra, capturando los oídos de una audiencia fiel para siempre.

La narrativa del LP continuaba con ‘Color Humano’, una composición de nueve minutos y letra concisa, guiada por los intervalos sonoros, los instrumentos de cuerda y la reflexión sobre la identidad de un ser humano desconocido para sí mismo. A este le seguía ‘Figúrate’, un tema que cuestionaba la fugacidad de la vida, lo que perdura a pesar de ello y los caminos que debemos recorrer para reencontrarnos en medio de nuestro viaje por la existencia. La flauta despertaba los sentimientos más ocultos mientras los acordes lograban que los pies del oyente se elevaran del suelo.

En el cuarto lugar del repertorio del disco estaba ‘Ana No Duerme’, otra de las canciones más populares, con riffs inolvidables y una percusión que invitaba al baile. La frase “Ana no duerme, juega con nada, tal vez mañana despierte sobre el mar” conducía a una transición sonora magistral, más pausada y melódica, guiada por la voz del ‘Flaco’ y los coros de los demás integrantes. ‘Fermín’, por otro lado, era una canción más melancólica, donde los silbidos, el relato sobre el olvido y la muerte creaban una atmósfera diferente, pero continuaban la narrativa sincera y vulnerable. “Hoy tu tristeza al sol, quiere ser real, aunque no lo creas / Fermín se fue a la vida, no sé cuándo vendrá”.

Una de las composiciones más desgarradoras del LP era quizás ‘Plegaria para un Niño Dormido’, una metáfora continua compuesta por símiles que construían imágenes vívidas a través del sonido, la voz de Spinetta y suaves acordes de guitarra. Era una canción dedicada a aquellos que se sumergen en el sueño y no regresan, inmortalizándose en los recuerdos de los vivos, en la memoria de la inocencia y las risas juguetonas. Después de esta pieza emotiva seguía ‘A Estos Hombres Tristes’, un tema cuyo bajo parecía distraernos de la melancolía de la letra. “Ríete al fin, que llorar trae tanto frío”, nos recordaba el ‘Flaco’ en una de sus composiciones más celebradas, una oda a la juventud y a lo efímero del tiempo: “una vez vi que no cantabas y no sé por qué, si tienes voz, tienes palabras, déjalas caer”.

Cerrando el viaje sonoro de Almendra I aparecía ‘Que el Viento Borró Tus Manos’, una canción que mezclaba jazz y blues, resaltando la magia de Rodolfo García en la percusión. “¿Dónde estás ahora? tu cara es muy gris, tu imagen se va”, preguntaba el vocalista entre flautas, mientras ellas nos despedían de esta composición. Finalmente, encontramos ‘Laura Va’, el adiós melódico de este disco. Una narración tierna, difícil de expresar con palabras, pero que, sobre todo, conseguía que las lágrimas brotaran de los ojos de quien la escuchaba. El arpa y el bandoneón transportaban al oyente a otro mundo, uno donde quizás el ‘Flaco’ seguía soñando con la fantasía, lejos de las ‘Habladurías del mundo’. La pieza prometedora de la agrupación de Buenos Aires fue un éxito casi inmediato, sorprendiendo a muchos.

Sin embargo, lo más mágico dentro de esta recopilación de temas era su habilidad para abrirse paso en un mundo dominado por lo anglo. Almendra I marcó un antes y un después en la música, presentó a Argentina a ‘Flaco Spinetta’ y escribió un capítulo en la historia del rock, donde los innumerables relatos sobre esta banda de cuatro jóvenes soñadores quedarán grabados en la memoria de los amantes de la música para siempre.

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